Este fin de semana está siendo demasiado extraño. Aviso a navegantes, se viene post largo.
Todo comenzó con la ya clásica fiesta de cada viernes. En esta ocasión el piso se me llenó de gente desconocida. Una fiesta que terminó a las 8 de la mañana, y en la que en medio hubo de todo. Desde Beer Pong, fiesta de disfraces, photocall... Quizá lo más extraño fue cuando La Chica de los Multipiercings me pidió una sudadera, se cambió delante de mi, me abrazó en el colchón ese de heroinomano y me pidió que le enseñase cosas de mis clases: acabé explicando temperamentos de personajes, psicología del color, composición, enseñándola a hacer fotos. Y en todo ese proceso decirme la extraña frase oída anteriormente de "estoy con alguien y me estoy rayando", aprender del pasado y ser más listo de lo que fui. Saber levantar el muro, con gran autoestima, no porque me valoraba y lo sabía, si no porque yo me valoraba y no merezco gente cerca que se aproveche de mi, aunque se haga con buena intención. Este año ya he tenido suficiente de esa gente. Y ya puedo decirlo, si me amo, nadie puede hacerme daño.
Dormí 2 horas, me levanté y mi coche no estaba. Llegué tarde a ponerme la vacuna, notando como la Chica Tricolor se alejaba de nuevo, y si yo paraba de remar sería inevitable, ella nunca remó ni remará, y todos lo habían visto venir menos yo. Quizá fue la "broma" de la gran cantidad de dinero que me costó recuperar el coche, la falta de sueño, los efectos secundarios del pinchazo o escuchar un disco extrañamente diferente antes de meterme en la cama. Pero aquí viene el capítulo central de esta historia. Los sueños que tuve hoy.
Ya el formato era prometedor. Eran secuencias de vida, con meses o años de diferencia entre ellas, pero conectadas. Como pasajes de una vida. Una recopilación de momentos futuros. Se que ya no recuerdo cada una de las escenas tan bien como cuando me levanté. Ya sabéis que a lo largo de las horas los sueños si diluyen en el recuerdo. La primera secuencia partía del presente, sin Ella, Odiando, pero había saltos. Rey de los Parguelas había desaparecido. La vida nos cruzaba para esta vez estar bien. Flashes como quedar con mis amigos en un bar. Las cervezas, los aperitivos, las risas, lo bien que yo vestía en ese puto sueño. Se sucedían muchas otras secuencias variadas entre el bien y el mal hasta llegar al no estar, vivir otras experiencias y reencontrarnos de casualidad tiempo después en la calle. Secuencias de enterarme que estaba con otra persona, una nueva. Entre todos esos relatos un montón de subtramas, viajes de metro, incluso escenas de mi vida relacionadas con otros temas. Una de ellas trataba sobre mi madre, muy anciana y mi hermana y yo acompañándola a un huerto, para que ella se distrajese plantando cosas y yo triste, pensando en el paso del tiempo y en que no quiero que jamás se vaya. Había muchas más escenas ahora llenas de niebla, extrañas, incomodas. Quizá la que más recuerdo es la última. En una montaña, cerca de una playa, aparcando el coche, otra vez los dos, infelices, mayores, buscando la manera de estar lejos el uno del otro, cualquier excusa valía. Quizá lo que más recuerdo es como volaba una abeja cerca de mi. Ella había ido al coche a buscar algo de la cámara. Yo pensaba en que cojones hacíamos juntos estando tan mal. Siendo consciente de todas las escenas anteriores, del viaje de mi vida (una vida falsa, creada por completo en el sueño). De repente la abeja había quedado atrapada en una telaraña en segundos. La araña se acercaba a comérsela. Hasta que alguien, no identifico quien, liberaba a la abeja. Y yo no entendía el por qué. Yo prefería que la araña se la hubiese comido.
Despertarme y que sean las 8 de la mañana. Darme cuenta de que no podía mover el brazo del dolor. Ir al baño, tomarme un paracetamol, reflexionar sobre ese conjunto de sueños conectados, sé en ese momento recordaba mejor que ocurría en ellos. Sentirme extraño y volver a dormir.
El otro sueño fue mucho más agradable. Quizá porque sobre todo hablaba de hacer fotografías, luces del cielo increíbles, varias personas en mi habitación probando, experimentando y sacando unas fotos increíbles, imágenes imposibles de captar en la realidad. Aparecer en otro lugar. Fotos en la naturaleza, contraluces al atardecer...pero estoy siendo injusto contando esto. No estoy hablando del comienzo de este sueño. Quizá porque no me termina de gustar. Era feliz. Y había una persona con la que no esperaba soñar, una persona que jamas apareció en este blog antes, no es uno de los personajes recurrentes. Y era la principal modelo. Y me costó convencerla de que subiera a casa, le hice la comida, y nos tumbamos en la cama doble. El cielo cambiaba de color cada pocos segundos y las fotos eran lindas. Ella de repente se quitaba la ropa, y posaba, desnuda frente a mi, eramos felices, de fondo sonaba indie, pero había algo extraño. Como si yo supiese en el fondo que no quería soñar con esa persona. Cuando desperté eran las 11:30. Llevaba casi 11 horas durmiendo. Algo imposible. Como este fin de semana. Como estos sueños. Y yo solo pensaba, me hubiera gustado quedarme un rato más en ese sueño. Que esas fotos existiesen. Que esas canciones hubieran sonado. Que cada risa sonase de verdad. Que los besos fuesen reales.
"Este amor insomne comía en nuestra mano
Corría desnudo, follaba sin descanso
Nunca pudimos domesticarlo ni acariciar
Salió huyendo al intentarlo atar
Llévame a bailar
Como si aún fuera real
Como si fuéramos ese animal
Como si el mundo no se fuera a acabar
Como si el universo no tuviera un plan
Aunque quiera llorar, tú solo llévame a bailar"