Queda lejos el verano que juramos no hacernos daño nunca más.

Y si nos emborrachamos,
caminamos sobre el río
una vez más.

Y al flotar,
miramos a las cosas
desde otro lugar.

Luz de gas
a todo lo que nos intente separar.
Piensa en mí.

 Llego tarde para decirte lo que siento. Y que lo siento.

Y que jamás me he perdonado.

Llegó el momento de partir.

Después de ser astros girando sin rumbo por un pequeño espacio desde hace ya 10 años.

Y no te he olvidado, tampoco se si lo he intentado.

He querido buscarte un lugar y siempre que creo que lo he encontrado te vas de mi lado. Incluso en mi mejor año.

Por mi lado pasa el tiempo.

Y no he conocido a nadie como tu en este lugar.

Ahora la tengo ella, y todo es tan distinto. Todo es nuevo, bonito, sincero y quizá algo más estático, que quizá es lo que necesito.

Vino para quedarse hace unos meses. 

Y tu como siempre te estás yendo.

Una oportunidad nueva

Creo que a veces no eres consciente del poder que tienes sobre mi, de lo que te admiro, de lo que ha cambiado todo desde que está ese ticket puesto en la nevera.

Aniquilaste ideas narcóticas, fuiste la onda expansiva que quitó todo el peso y arrasó con todo, menos con los imanes.

Y te veo tumbada en el sofá, comiendo a cucharadas un yogurt de medio kilo, absorta, a saber que pasa por tu cabeza. 

Ojalá meterme en ella y vivir ahí. Quedarme para siempre.

Te miro a través del reflejo de un cristal y me invade el miedo de si un día estoy en ese mismo lugar, y miro, pero ya no estás. 

Bajar contigo la calle La Palma y hasta el centro de Madrid se me queda pequeño.

He querido hablar menos de ti.

Pero no se como tapar ángeles con las manos.

Si tu no estas conmigo, todo es aburrido

 Y de repente Guille dijo una frase bonita y que daba miedo a la vez.

"Tío, este verano hace 10 años del primer Arenal Sound"

Ese verano lo cambió todo.

No sé cuantos festivales llevo ya con él, diría que justo este año cumplimos 10 con el Sonorama.

Desde aquel año todos los veranos hemos viajado, hemos ido a campings de toda España, a pueblos, ciudades e incluso viajado juntos fuera del país.

Bendita suerte tener a alguien con quien compartir esta vida desde hace ya más de una década. Y por eso en este décimo aniversario nos vamos un festival, como no podía ser de otra manera. De hecho, repetimos aquel último que vivimos antes de que una pandemia nos cambiara la rutina de cada verano. Volvemos al de 2019. A ese precioso Sonorama.

10 años del Arenal. 2013. El festival donde empecé a salir con La Niña Imantada. Como pasa la puta vida.

Va a ser un verano especial, un festival especial, un aniversario especial.

No vamos solos, vamos con nuestras amigas de Zamora que curiosamente conocimos en un festival allá por 2017 en Medina del Campo. Quien nos diría que se quedarían en nuestra vida tantos años después. Lo que une un festival que no lo separe ni Dios. De hecho solemos quedar un par de veces al año, otra tradición que se mantendrá.

Y viene ojitos. Y me la comeré a besos en cada bolo y antes de irme a dormir.

Nada me gusta más que una semana de camping, camping de festival, que tiene un encanto diferente a cualquier otro tipo de vacaciones. Podríamos escribir un libro solo con anécdotas que hemos vivido en ellos. Y como no tenia nada que ver vivirlo con 22, 27 o ahora con más de 30.

Adjunto foto de mi tienda de campaña que tiré en 2020, con la lista de lugares en los que me acompañó.

Ahora tengo una igualita, pero de otro color. Como suele pasar con los compis de viaje, que van cambiando. Menos Guille, él que se quede siempre.

¿Que hacer cuando se te mojan las pastis?

Eran las 10 de la mañana de un domingo que cerraba el mes de Abril. Todo había empezado unas doce horas antes. En medio habían pasado dos conciertos, dos DJs, la Closer de Aranjuez y un after. Estábamos en la cocina de Guillermo, lo que podría considerarse un segundo after, lugar donde hace ya más de una década en lo que denominábamos el Hostal García nos quedábamos toda la tropa en cuanto los padres de Guille se iban al pueblo. Fue la rutina durante tanto años que volver a esa cocina donde jugábamos a Par o Impar, Caminito, la Botella, Carrera de Caballos y otro centenar de juegos resultaba verdaderamente emotivo. Ahora encima de la mesa no había cartas. Había pastillas rosas mojadas, a no se quien se le había caído encima agua mientras yo estaba en la terraza fumando tabaco como un descosido. Decidimos esperar un rato a que se secaran y machacarlas. 

No eran horas para tomarlas, tampoco para desperdiciarlas.

Quedaban dos horas y media para los conciertos de las Sesiones Vermú en el Farnesio y allí estábamos los últimos 9 supervivientes de casi los 30 que empezamos la noche.

Fueron cayendo en la batalla y una hora y media después solo quedábamos 4. 

Nos bajamos a desayunar y me parecieron los 3,2 euros mejor invertidos de mi vida.

Mentiría si dijera que disfrute de los conciertos de medio día organizados por Radio 3. Pero mereció tanto el camino para llegar ahí.

Si te esperas todo llega

Llega mi puente favorito del año y en dos semanas mis fiestas patronales favoritas. 

Su luz es caviar en mi retina. 

Su cuerpo debió ser moldeado en el panteón de los dioses griegos.

Su ropa tendida en mi cuerda un primero de Mayo al sol es todo lo que necesito.

A veces el tiempo lo es todo. 

La de veces que dudé, que por miedo me asusté. Que por no enfrentarme escogí lo que sin duda era más complicado, para asi poder justificarme cuando todo saliera mal.

5 minutos más es lo único que le pido cuando hace el amago de levantarse del sofá.

Paseamos por la orilla del río más feo que jamás he visto, pero el camino se hizo bonito.

Salió el sol y estábamos fuera.

Su sonrisa me trae de vuelta.