No pensaba escribir otro post tan rápido, pero hoy estoy tan feliz. Y es que a veces pasan cositas inesperadas.
Ella, la de en medio, es Angela, mi alumna favorita.
Aqui está en la fiesta que hicimos al terminar el año pasado el curso con dos compis de clase.
Lleva dos años diciendo a todo el mundo que soy su padrino y que nadie nunca ha confiado en ella más que yo, ni sus padres, ni sus amigos, ni ella misma.
Con decir que fui a la primera persona del mundo a la que le contó que estaba saliendo con un compañero de clase os podéis imaginar la confianza y seguridad que he generado en ella.
También fue la que me dijo un día que de mayor quería ser profesora, para ser como yo.
Hoy me ha dado la gran noticia de que la han contratado en Onda Cero.
Nadie había creído en Angela a lo largo de su vida. Siempre había estado a la sombra de su hermana melliza.
Todo esto lo detecté rápido porque a lo tonto es ya un lustro dando clase y viendo alumnos. Algo de las personas y lo que arrastran se aprende, la verdad, y un simple vistazo si eres observador te da mucha información oculta de lo que llevan a sus espaldas las personas.
Nunca había conocido a nadie que fuera tan buena persona, tan inocente, tan introvertida, tan sensible y que era todo corazón. Yo en clase siempre la picaba y vacilaba, especialmente en montaje, porque sabía que la daba vergüenza. Que yo la retara a superarse siempre le ponía algo nerviosa porque ella solo quería pasar desapercibida como había hecho siempre en su vida y yo no estaba dispuesto a que eso pasara.
En segundo le empecé a pedir que sacara carácter y se enfrentara a las situaciones porque si no la vida se la iba a comer. El resto de profes decían Angela era un caso perdido, que era muy buena alumna, pero con esa personalidad en audiovisuales lo tenía muy complicado por ser demasiado sensible e inocente. Yo dije en más de una junta que me dejaran apostar a mi por ella y que no me iba a equivocar.
En el trabajo de final de curso la puse de directora de fotografía, mi profesión frustrada, porque sabía que podía hacer un gran trabajo y era el momento de demostrar que tenía un nivelazo. Y lo demostró. A excepción de un plano donde se saltó el eje cinco segundos y cuando se lo dije se tiro llorando media hora en el set. Eso me demostró que en el fondo era tan exigente como yo. Y cada vez que la miraba me veía a mi cuando no tenia ni puta idea de la vida y solo soñaba con hacer cine.
Aposté por ella hasta el final, especialmente también cuando se fue de prácticas. Su empresa no paraba de decir lo buena que era técnicamente editando (aquí su profesor de montaje), pero que siendo tan tímida y tan insegura costaba trabajar con ella porque si la decías algo parecía que la ibas a romper.
Nuestras tutorias se convirtieron en terapias, y el último mes su tutor nos dijo que Angela había cambiado radicalmente y que estaban pensando en quedarse con ella. Eso me alegró. Y mi compi del centro me terminó dando la razón de que hice bien en apostar por ella.
Angela me escribía cada semana y me decía "Dani, te encantaría trabajar aqui, son todos de tu rollo" y yo pensaba que esa suerte se la merecía ella más que yo.
Finalmente no se quedó después del verano y vino a verme el otro día a clase, algo disgustada y triste porque no encontraba trabajo y pensaba que le iba a costar mucho y que por eso iba a empezar a trabajar en un super...a la semana de empezar en el super la llamaron de Onda Cero y hoy le han dado el puesto y, otra vez, como cuando empezó su relación de amor, he sido el primero en enterarme.
"Gracias por creer tanto en mi" es una frase que he oído mucho de su parte durante estos dos años, además vivimos a dos calles de distancia, a menos de 3 minutos, y me hace tan feliz ver que a mi ahijada, una chica en la que nadie había confiado nunca, las cosas le están saliendo tan bien.
El ultimo día de curso me puse a llorar cuando me dijo que quería ser profe para ser como yo y al rato me preguntó. ¿No has pensando nunca en casarte y tener hijos? y yo le dije, "Yo ya tengo hijos Angela, solo que cambian cada dos años". No todos, ni mucho menos, pero algunos de mi primera, tercera y cuarta promoción para mi lo son, incluso ahora, que ya no les veo a diario, pero si de vez en cuando y aunque ya no soy su profesor de cine y montaje se que soy importante en sus vidas. Me siguen contando sobre sus nuevos trabajos, sus viajes, sus rupturas, sus nuevas relaciones, sus traumas, sus problemas y sus alegrías. Quizá es de lo más bonito de mi profesión. El cariño que les cojo y por eso hoy soy tremendamente feliz.
Gracias Angela por enseñarme que la pureza existe. Y que eres un ejemplo de ello. Gracias por ser mi ahijada.