domingo, 12 de septiembre de 2021

El futuro está pidiéndonos algún sacrificio

Amanezco otro Domingo casi a las 6 de la tarde tras un finde muy malasañero. Necesitaba reconciliarme con muchos lugares que me quitaron en Marzo de 2020. Volver a los bares, a tantas plazas, el terraceo, el Latineo, los lateros, en definitiva, al jaleo bohemio y hispter del circuito moderno de Madrid. 

Me encuentro en mi mejor físicamente. No solo lo noto al mirarme al espejo. Lo demuestra también el el hecho de poder salir dos noches seguidas cada fin de semana. Debe ser ya mi quinta juventud. Estoy sin duda recuperando el tiempo perdido. Estos dos años que nos han quitado y que de alguna manera, tenían que volver.

Ha sido maravilloso y precioso volver a pasar horas filosofando en la noche sobre temas existencialistas, el sistema, las emociones, el pasado, la vida. Además, el sábado tuve la suerte de quedar con una amiga que se dedica a la escritura y hablamos sobre mucho como relatar una historia, los clichés, incluso se nos ocurrieron universos distócicos interesantes que deberían plasmarse en algún lugar. 

Durante esa conversación me acordé de lo cerca que está la Feria del Libro, donde en un par de semanas otra colega estará firmando su novela con la que lo ha petado y que va por su quinta o cuarta edición ya. La productora Little Spain (Si, la de Tangana) le ha comprado los derechos del libro con la intención de hacer sobre el una obra audiovisual.

Pero al acordarme de ella pensé más bien en todo lo que ha conseguido en apenas unos años por méritos propios. Ella era posiblemente uno de los espíritus más malasañeros que jamás he conocido. Resulta muy curioso observar y analizar como ha cambiado su vida en tan poco tiempo. Ha pasado de no perderse un ciego en el campus de la universidad, vivir en la plaza del 2 de Mayo para estar en el centro del jaleo cada finde, salir de after, drugs...a en pocos años trabajar primero para TELVA, después VICE, publicar su libro, convertirse en un personaje público (no hace mucho salió en La Moncloa hablando sobre la mierda de perspectiva que tienen las generaciones jóvenes en esta sociedad), acaba de empezar una columna semanal en El País y acaba de tener un hijo. 

La nostalgia de pensar en los ciegos que me he pillado en su cocina algunos viernes antes de irnos a la sala Maravillas o al Lucy porque era de las pocas personas que tenía piso compartido en pleno centro de Madrid. Hace una semanas me la crucé en Aranjuez, llevaba sin verla desde antes de que el COVID llegase a nuestras vidas, me dio un abrazo enorme con una sonrisa de oreja a oreja, y consejos sobre como pintarme mejor las uñas usando un liquido para que no se me apelmace el esmalte. Se la notaba tan feliz, y no es para menos, con todo lo que esta consiguiendo y le está pasando. 

Para mi es un reflejo del camino correcto. De no dejar de ser tú, pero avanzar, crecer, mejorar, evolucionar, ir cumpliendo objetivos y sueños hasta tener una vida completa. Con esto no quiero decir que yo busque lo mismo que tiene ella en su vida ni mucho menos (el hijo ni se me pasa por la cabeza), pero si es un ejemplo de que en todos estos año la he visto complementar el construirse un camino y a si misma con el pasárselo bien, aprender, trabajar, ser útil para la gente que le rodea y sentirse bien.

Espero que me ponga una bonita dedicatoria en el libro.


Cuando muero cada noche
No se suelen ver cometas
Hoy no es una excepción
Ojalá que no amanezca

El metro está vacío
A las seis de la mañana
Y las caras de la gente
Son más grises y más raras

Ya va siendo hora de volver a casa

La ciudad no es atractiva
Cuando termina la noche
Y las calles aun oscuras
Donde solo se oye el frío

Viernes madrugada
Tan solo quedan los restos
Y las malas sensaciones
Después del nocturno fuego

La noche ha estado bien
Hasta que ella ha aparecido
Te juro ha estado bien
Pero creo he recaído

Y cuando llega el fin
Todo es puro pesimismo
Que si el tiempo perdido
Que si el odiarse a uno mismo

Bajando corredera
Cuando me cruzo a Dionisio
Me dice de ir a un after
Creo que está poseído

Tus puñales aun me duelen en la espalda

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