martes, 14 de septiembre de 2021

Hay en mí un lugar al que nunca voy por miedo a quedarme

Que gusto levantarme a las 12 de la mañana, Jesús, y así todo el añito. Y, además, al despertarme recibir varios mensajes de que maja es Ana Luz, a mi me lo van a contar, que llevamos una década de experiencias. No tengo ninguna duda de que hará un buen trabajo este año. Para eso me he encargado de que imparta la materia que daba yo el curso pasado. Ni se acuerdan de que ya todos la habían visto en esta foto haciendo de uno de mis personajes favoritos de la historia del cine.


Ay y esta foti nos la hicimos el verano pasado y me gusta mucho


Una de esas personas que me ha escrito esta mañana para hablarme sobre lo crack que es Ana Luz anoche mantuvo una conversación conmigo la ostia de interesante. Empezamos hablando de tonterias, como muchas veces, pero como las buenas conversaciones empiezan en un sitio y terminan en otro totalmente diferente y ni recuerdas como hiciste ese camino. 

Después de un rato hablando llegamos a un tema que me hizo reflexionar y darme cuenta de que a veces confundo la madurez con la inteligencia y creo que es un gran problema. Tiendo a pensar que las personas inteligentes son maduras, y no tiene nada que ver una cosa con la otra. 

El término madurez no me gusta especialmente, porque no me parece muy concreto y creo que existen diferentes tipos de madurez según a que nos atengamos, pero en líneas generales tendría algo que ver con como afrontar o gestionar determinadas situaciones basadas en la experiencia, más que en la inteligencia, y ahí está mi error. Puedes ser muy listo y no dejar de joderla y actuar y hacer las cosas mal, aunque creas que lo estas haciendo bien. O no ser tan inteligente, pero hacer las cosas de una manera racional y sana.

Por eso podemos diferenciar diferentes tipos de madurez según el contexto de cada situación. Pero en cuanto a madurez emocional significaría algo como enfrentarse al conflicto y tratar de resolverlos tratando de reducir al máximo la catástrofe para ti y para el resto de personas, por lo que soluciones como la huida, el rechazo, la rabia, el rencor no serían conceptos muy maduros. Más bien de gente inmadura que solo piensa en sí mismo y ni siquiera de una forma sana, porque ese tipo de actitudes a largo plazo las integras y te acabas convirtiendo en alguien que puede arrastrar graves problemas en las relaciones sociales.

Yo no creo haber tenido una gran madurez emocional muchas veces en los últimos años, pero gente que pensaba que si me ha demostrado que tampoco, y lo peor que ni son conscientes y creen que hacen las cosas bien (yo al menos siempre se cuando no he actuado de forma madura, porque madurez no es huir o renegar), y que para nada son el ejemplo a seguir. Simplemente era gente inteligente incapaz de resolver las situaciones y que toma los caminos fáciles y eso no es ser maduro. 

Es cierto que suelo coger los caminos más difíciles, y eso, tampoco es madurez. Ahí quiero llegar. Este verano, las primeras semanas tuve una gran inmadurez al anteponerme yo todo el rato y tratando de llenarme el ego. Solo quería estar bien y tranquilo, pero ese pensamiento me parece simple y no muy maduro, porque no me paraba a pensar mucho en las otras personas. Gracias a que esas personas quisieron quedarse conmigo, a mi lado y seguir viviendo experiencias empecé darme cuenta de que si seguía así me iba a perder un montón de cosas y seguramente a ellas también. Decidí quedarme y en estos meses he aprendido a valorarlas igual que ellas me han valorado a mi, lo suficiente como para no dejarme ir.

La edad es solo un número y aunque el tiempo es relativo (al final el sistema de medición de tiempo no dejar de ser un invento del ser humano), pero es lineal (hasta que la física cuántica demuestre lo contrario) y a mayor tiempo vivido mayor numero de experiencias, eso es innegable. Por eso he tardado en darme cuenta tanto de que debía cambiar ciertas gestiones o seguiría con unos comportamientos que no me podían llevar a buen lugar.

Y para terminar otra foti de hace muchos años que le hice a Ana Luz y me encanta


De donde nadie vuelve, yo te vi regresar.
Con un sol en los labios, que te puso el mezcal.
Te curé en esa casa, justo enfrente del mar.
Y con la voz cansada te oí murmurar.

Nada nos derribará...
Cuando llegue el temblor, cuando llegue el temblor.
Nadie nos separará...
Cuando llegue le temblor, cuando llegue el temblor.

Y desapareciste sin dar explicación.
Y yo me quedé gritando al cielo, cargarás con tu cruz.
Sentí escalofríos, sufrí la soledad.
Frecuente a la peor calaña de esta sociedad.

Te busqué en Buenos Aires, te encontré por París.
Dibujando rayuelas de fuego bajo un cielo gris.
Y nos desvanecimos compartiendo el vacío.
Y nadie vino a rescatarnos, y nos pudo el temblor.

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